El plagio del presidente Castillo
- Mauricio Torres Calle Dávila
- 13 oct 2021
- 3 Min. de lectura

No me malentiendan. Castillo no copió un libro o un examen, al menos no que sepamos por ahora. En su caso, la situación es mucho peor, pues el daño que ocasiona, y seguirá ocasionando en los próximos años, afectará directamente al Perú.
Desde la campaña de “Los Nadies” utilizada en época electoral, hasta las primeras medidas tomadas por el gobierno del presidente Pedro Castillo, este se ha caracterizado por su tufo innegablemente populista. Esto no hace más que demostrar la carrera contra el tiempo, iniciada por su gestión, en la que tratará de colocar a la población de su lado con fines que aún no están del todo claros. La estrategia parece ser bastante sencilla. Replicar medidas nefastas adoptadas a lo largo de los años por gobiernos populistas en América Latina.
Era abril del año 2002, cuando el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, tomó la intempestiva decisión de despedir a los directivos disidentes de Petróleos de Venezuela (PDVSA). ¿Pero qué tiene esto que ver con Castillo?, se preguntarán algunos inocentes. En septiembre de este año, el gobierno liderado por el hombre del sombrero chotano decidió, de manera apresurada y sin sustento, que era tiempo de un cambio en la plana gerencial de PETROPERÚ S.A. Una decisión que aislada puede parecer hasta una coincidencia pero, ¿será solo eso? Sumado a ello su gobierno dispuso la incorporación del GLP al Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles (FEPC), como parte de su intento de influir a su favor en la opinión de la ciudadanía.
La amenaza de nacionalizar los recursos es otra de las medidas de carácter populista. Cuando en el año 2006 el ex presidente de Bolivia, Evo Morales, supuso que era buena idea nacionalizar el petróleo y el gas de Camisea, no imaginó que años más tarde este último escasearía en su país, haciendo necesaria incluso la importación del mismo para satisfacer el mercado interno. Ahora bien, la idea amenazante del ex premier Guido Bellido, de nacionalizar el Gas de Camisea en el Perú si es que no se accede a la renegociación del actual contrato, tiene un fin muy claro. Dar a entender que el gobierno de Castillo busca devolver el control de los recursos a sus “legítimos dueños'', la población peruana, a pesar de que en realidad el 75% de las ganancias del Consorcio Camisea son pagadas al Estado peruano como impuestos y regalías. Sólo nos queda esperar que esta burda copia de la medida del gobierno de Morales, no termine colocándonos en la misma situación que Bolivia.
Pero la lista no parece terminar ahí. La reciente inscripción de la Federación Nacional de Trabajadores en Educación del Perú (FENATEPERÚ), impulsada por Castillo a través del ex ministro de Trabajo Iber Maraví, en paralelo al ya existente Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú (SUTEP), es otra maniobra populista conocida. Se trata de un movimiento antes realizado por Juan Domingo Perón en Argentina, dónde en pocas palabras se busca crear un sindicato paralelo al que no te apoya, otorgándole a este “conquistas de derechos” para ponerlo de tu lado. Señor Castillo, sea más creativo por favor.
Si llegado este punto crees que no pueden haber más coincidencias, solo espera. La gira del Presidente Castillo a México y Estados Unidos, en dónde buscó asegurar a la comunidad internacional, y a las grandes trasnacionales, que su gobierno no es comunista, sino que alienta la inversión extranjera y respeta la propiedad privada, es un discurso que aislado en el presente resulta hasta atractivo. Sin embargo, puesto en el contexto histórico de América Latina resulta, nuevamente, la repetición de un accionar conocido. El 5 de diciembre de 1998, el entonces candidato presidencial Hugo Chávez, señaló en una entrevista con Jorge Ramos para Univisión que “estaban dispuestos a darle facilidades, aún más de las que hay, a los capitales internacionales para que vayan a Venezuela a invertir”, aunque al final nos queda claro que esto no fue así.
Dicen que las comparaciones son odiosas pero, sin temor a equivocarme, creo que es evidente que el actual presidente no tiene muy claro cómo manejar al país. Su falta de experiencia parece haberlo llevado a hacer una especie de collage de medidas populistas, que han demostrado lo perjudiciales que pueden llegar a ser en países como Argentina, Bolivia y Venezuela. Solo esperemos que Castillo no replique también en el Perú el carácter autoritario que tuvieron, o aún mantienen, estos gobiernos.
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